La respetada y admirada Doña Ana Margarita Freyre de Azqueta, conocida por cualquier hípico venezolano que se precie de ello, como Doña Peggy Azqueta, falleció el lunes, 7 de febrero de 2022, en Caracas, a pocos meses de cumplir sus 99 años. Pionera entre los criadores venezolanos, fue una hípica extraordinaria que logró alcanzar un nivel de excelencia tal que se convirtió en un ícono del hipismo venezolano.
Doña Peggy de Azqueta fue una bendición para la hípica venezolana, por su estatura moral, por su grandeza como criadora, por su inigualable amor por el caballo de carreras, por su gallardía y nobleza como propietaria, por su sapiencia y por esa paz que sabía transmitir en el triunfo y en la derrota. Hoy es menester despedirle. Pero más allá de la tristeza que nos suele acongojar ante la partida definitiva de gente querida, queremos recordarle con la alegría enorme de saber que existió para engrandecer todo a su alrededor, para prodigar alegrías, esperanzas y éxitos a todo aquel que se le acercaba. En la hípica venezolana fue una luz perenne, que no fenece, sino que seguirá iluminando caminos a todos los que deseen transitar con rectitud y destreza los caminos del deporte de los caballos de carreras.
Hoy, al cumplirse un año de su partida, volvemos a brindarle el más amoroso homenaje que se nos ocurre, compartiendo su historia en la hípica venezolana, sus inicios, sus pensamientos, sus logros, sus campeones. Todo ello nos lo contó en agosto de 1998, en una inolvidable tarde caraqueña, y poco después lo publicamos en el segundo número de la extinta revista EQUINO’S, de cuyo equipo editorial formamos parte, junto con Jaime Casas Álvarez, Juan Francisco Machado, José Alejandro Mélich y David Seguías. A continuación, el reportaje completo, más vigente que nunca, para que toda su esencia pueda llegar a todo aquel hípico que se aproxime a él.
DOÑA PEGGY AZQUETA, Alma y Corazón, Criadora y Propietaria de Campeones
Doña Ana Margarita Freyre de Azqueta, nacida el 26 de junio de 1923, posiblemente no requiera ser presentada ante ningún hípico venezolano, y si hubiere quien lo necesitase, seguramente al conocer que ella fue el “alma y corazón” del haras “Anamar” y del stud “Chivacoa”, no requerirá de nada más. Sus bien criados y valientes ejemplares, que muchas veces ostentaron el título de campeones, se han encargado de presentarnos a esta dama del hipismo, admirada por todos y apreciada en todos los sectores del medio hípico, por su cordialidad y su sencillez, y sobre todo por su amor y dedicación al caballo de carreras, protagonista principal del llamado “deporte de los Reyes”.
Hablar con Doña Peggy es una experiencia especialmente gratificante por la dulzura y la calidez de su trato, y por esa hermosa paz que irradia con su gestualidad, su mirar y sus palabras. Nos recibió en su apacible hogar junto a su esposo, Don Pilo Azqueta, quien se encargó de romper el hielo, narrándonos anécdotas totalmente inéditas de los inicios de Doña Peggy en la cría de animales.
LOS INICIOS
Nos contó Don Pilo: “ella comenzó criando venados allá en Chivacoa, en unas tierras que no necesitábamos para la caña de azúcar. Me contenté cuando empezó y pensé que pronto comeríamos venados; pero no fue así. Cuando tenían buen tamaño los identificaba con unos lazos grandes para que los cazadores no los mataran y los liberaba. Después se dedicó a criar puercos, importando los primeros desde USA, y esos los vendía. Así, un día llegó “Tiradito” con un regalo para Peggy, una yegua llamada Osita.
Doña Peggy agregó: “eso fue a principios del año 1958 o a finales de 1957. Osita era hija de El Hornero. En esa época el Ministerio de Agricultura y Cría daba para la reproducción los potros del hipódromo que no podían correr y a Pilo le habían dado uno llamado Vanguardia, que había sido importado por Don Nicolás De Las Casas, un caballo de buena sangre pero que unca llegó a correr porque se había fracturado, y con él serví a Osita. En ese entonces Nicolás De Las Casas era el mayor importador de caballos norteamericanos, él trajo a Mighty Ocean, Brown Rambler, King’s Hope, etc, todos excelentes sementales.
El producto nacido y criado por Doña Peggy, el primero, “solito”, como ella misma lo afirma, se llamó Emigrante y fue uno de los tres primeros corredores que defendieron los colores del stud “Anamar”, cuando debutaron en el hipódromo de El Paraíso. El éxito no se hizo esperar, Emigrante no sólo fue un buen ganador, sino que estableció el récord para los 1100 metros.
“Empecé a correr en El Paraíso con Emigrante, Tute y Paracas. Tute y Paracas fueron un regalode mi suegro. Tute era hijo de The Yuvaraj y Paracas era una potra. Mis colores eran los del stud “Anamar”, camisa blanca con unas franjas azul y roja. El stud “Chivacoa” lo ideó Pilo para independizarse de mí y hacer lo que él quería. Cuando decidí darle caballos a (Millard) Ziadie, por no hacer eso de quitárselos a Santiago Ledwith, empecé a darle los potros nuevos a Ziadie en el stud Chivacoa y seguí con él. Mi Gaucho se llamó el primer caballo que corrí con los colores de ese stud.
¿Por qué criar para correr y no vender?
“En principio yo sólo quería criar y no me interesaba correr, por lo que pensaba vender, pero Pilo no quiso que criara un caballo y después se lo diera a otro para que ganara las carreras… luego me aficioné a las carreras…”, y agregó Don Pilo: ¡ahora es más hípica que yo!
La primera yegua que compró para la cría fue Conquista (Rustom Pasha en Conquette, por Congreve), una yegua importada que vino preñada por Moslem, el padre de Petare, “por eso la compré”. “Yo no sabía ni criar ni nada”, nos dijo Doña Peggy, en un tono tan hermoso y cándido, que nos obliga a afirmar que lo realizado con tanto añor, dedicación e inteligencia siempre resultará exitosos, aunque haya quien lo catalogue de suerte. “Conquista fue ganadora de tres en Argentina. Su primer hijo fue Mi Gallo. Ella fue una madre excepcional, una madre fundadora de una familia que me dio muchos campeones. A MI Gallo lo entrenó Vicente Clyne y ganó muchas carreras”. Mi Gallo, el segundo ejemplar criado por Doña Peggy, también “solito”, como ella dice, fue ganador de 9 carreras y Bs. 151.867. Entre los descendientes de Conquista quizás el más destacado sea Volantín (1983, Gallardo Ii en Vrissis), indicativo sin duda alguna de la gran influencia que ejerció aquella “Conquista”.
“Una vez un contador amigo nuestro me dijo que para tener negocio debía tener un cierto número de ejemplares, me dijo: si tú no crías varios animales no puedes cubrir gastos ni nada de eso. Entonces, nos fuimos a Estados Unidos y compramos a Baby Bush, que tenía un magnífico pedigree”. Baby Bush era hija de Mr. Busher y nieta de Hyperion. Produjo un único ejemplar para la Sra. Azqueta, la excelente ganadora selectiva Bushido (1963, por Viviani), que obtuvo 8 triunfos incluyendo la Condicional Especial “Francisco V. Sucre”. Luego como yegua madre Bushido produciría al también selectivo Hikari (1970, por Tradewood).
“Visitamos a un amigo de papá, que era un gran hípico en Cuba y era criador. Desde que yo era muy pequeña, apenas con 4 años, me acuerdo que lo íbamos a visitar, y él ya estaba en el trajín de los caballos de carrera. Él estabaentonces muy mayor y exilado en Estados Unidos. Me dio unos libros viejos. Yo estaba en la compra de un padrillo y le dije: miratengo todos estos, y yo admiraba mucho a Bold Ruler. Me dijo compra el Bold Ruler y yo compré a Mogul, que fue mi primer padrillo, el padre de Bárbara”. Mogul fue un lujo para nuestra cría por su extraordinario pedigree. Su madre Bourtai es considerada, hoy por hoy, una de las matronas más importantes de la hípica moderna. “Mogul se murió enseguida, pero aún tengo algunas yeguas en la cría que llevan su sangre. Fue el primer Bold Ruler que fue a la cría en el mundo, y por supuesto, el primero que vino a Venezuela. Provino de Claiborne Farm”.
“A Duchess of Wrexe, la madre de Bárbara, la trajo el hipódromo dentro de un lote de yeguas que se rifaron entre los criadores afiliados a Acrica que se apuntaron para ello. A mí me tocaron dos, una fue ella. Era una yegua chiquitica y media flaquita, pero resultó una buena corredora y magnífica madre. Produjo a Bárbara que fue Campeona Dosañera invicta y estableció récord para los 900 metros. Debutando a los tres años se fracturó de mala manera y no corrió más”.
LOS ÉXITOS… ¡LOS CAMPEONES!
Doña Peggy rememora sus logros, sus triunfos, sus grandes caballos, y su rostro se ilumina, se ennoblece, reconociendo el corazón y la gallardía de sus corredores, campeones o no. “Taki fue mi primer ganador clásico. Su madre fue Paracas, la primera yegua que corrió para mí. Aún mantengo su sangre en la cría… la madre de Tapir es hija de Taki, él fue también mi primer padrillo criollo. Taki era tuerto”.
Después de tantas experiencias, ¿ha encontrado razones propias, objetivas, de por qué obtuvo tanto éxito como propietaria y criadora? ¿Se lo imagino alguna vez? ¿Lo soñó?
“Bueno, siempre tuve la ilusión de criar algún buen caballo y algún ganador, pero no pensé, la verdad, que iba a tener un Triplecoronado, o tantos ganadores clásicos así seguidos, como Tessa, Bárbara, Iraquí, Volantín, Gallardete, Jaimiquí, kemal, Islamic…¡tantos!”. “Yo estudiaba mucho, me gustaba, me ocupaba, leía revistas americanas, y trataba de mantenerme informada, además me ocupaba personalmente de las cosas… cuando vivía en “El Ingenio” iba todos los días al haras y estaba muy pendiente de ellos. Después cuando nos vinimos a Caracas y tenía el avión, pues iba dos veces a la semana. Ahora es que ha sido más difícil. También tuve gente que me ayudó, que eran buenos en esto de los caballos: una muchacha americana, casada con un ingeniero que trabajaba en “El Ingenio”, que sabía mucho de caballos y estuvo en una época al frente del haras; y otro muchacho, Jorge Guevara, que estudió en los Estados Unidos y estaba muy preparado, ayudándome mucho a desarrollar el haras debidamente. Frank Zurita como veterinario también me ayudó, visitando el haras, y cuando ya no iba para allá y tenía problemas, de esas cosas raras que pasan, siempre le consultaba y él me decía qué hacer”.
Al hablar de los numerosos triunfos, la luz del Stud “Chivacoa” nos sorprende: “Uno de los momentos más emocionantes, aunque parezca mentira, fue el de Gallardete en el Clásico del Caribe, ¡eso fue!… al principio dijeron que era el ganador y pusieron su número arriba en la pizarra, y yo bajé ´porque dijeron que había ganado y, cuando lo ví, el caballo tenía puesta la bandera venezolana y la guirnalda de flores, yo trataba de abrirme paso para llegar hasta él, para tocarlo, y no podía entre tanta gente, entonces escuché una voz que dijo: ¡no, no, quítenle la bandera, quítenle la bandera!… figúrese, eso fue un mal rato horrible”.
“El Clásico Simón Bolívar de Gallardete no es una decepción para mí, porque siento que lo gané. Allí hubo como un ambiente en contra de Juan Vicente Tovar, había como una lucha sorda contra él y casi me parece que más se lo hicieron a él que a mí. Me da pena cn el caballo, a Gallardete le sucedía como algunas personas que le ocurren todas las cosas”.
Importados versus Criollos
“A toso los quiero mucho, pero estos de ahora los quiero más porque los he criado… siempre he estado más cerca de las yeguas porque ellas están en el potrero y le paso las manos… Yo compré en los Estados Unidos machos y hembras, siempre estudiando los pedigrees, eso siempre me ha gustado mucho, así obtuve a Maggie, Guapo, Dax, Jacinto, Sirikit, Debonair Prince, Star Dancer, etc. En Florida visité varias fincas y vía Prince Taj, donde estaba alojado Rough ‘N Tumble también, revisaba los catálogos para seleccionar los pedigrees y los que estuvieran a nuestro alcance”.
Iraquí me dio mucha emoción y Volantín también… Y Ristre, Iraquí y Volantín están en el haras muy bonitos. Iraquí es un caballo muy alegre, parece un caballo árabe y da unos hijos muy bonitos. Volantín es otro tipo de caballo, de cuerpo largo y muy tranquilo. De los importados era muy emocionante ver correr a Sirikit. Guapo tamn¿bién me emocionaba mucho, era un caballo que corría fracturado”.
“Kemal fue el Campeón Dosañero y cuando fue a competir en el primer clásico para tresañeros, en aquella época el “Francisco de Miranda”, lo envenenaron. En esa época (1979) comenzaron los envenenamientos. Recuerdo que al momento del ensillaje comenzó a mostrar signos de diarrea. Millard (Ziadie) me dijo sorprendido, la verdad el caballo no tenía nada en la cuadra, no me lo explico, no lo voy a retirar, lo voy a dejar correr. Pero el caballo no fue el mismo y luego llegó a perder unos 80 kilos. Lo llevé al haras y se repuso, pero nunca volvió a ser el mismo”.
“kemal era hijo de Evernia. Yo la envié a USA para servirla por Chieftain. Yo usaba mucho eso, porque comprar yeguas servidas era caro. En cambio, había muchos caballos buenos con saltos muy accesibles. Y me dije sí, yo quiero trabajar sobre mis yeguas, siempre he creído en eso, en ir formando un pie de cría e irlo mejorando”.
Los caballos del “Chivacoa” por muchos años han sostenido un liderazgo indiscutido, la fortaleza física, la capacidad para realizar campañas largas. Eso implica una crianza excelente. ¿Se ha respondido alguna vez a qué se debe? ¿Las tierras? ¿Método o genética?
“Es verdad, ¡cómo aguantan! Me ha gustado dar mineral y creo mucho en el aceite de hígado de bacalao. Antes a los chiquiticos siempre se les daba calcio con ostelín y aceite de hígado de bacalao, un poquito todos los días”.
¿Los cruces quién los decide? ¿Es ciencia o emoción? ¿Cómo lo ve usted?
“Yo misma decido los cruces. Hay padrillos que me gustan. He enviado yeguas a Slew Prince, a Amjaad, y tuve mala suerte. Todas esas cosas que le pasan al criador, nadie sabe lo difícil que es poner un caballo en el hipódromo. Algunas veces me han salido morochos”.
“No creo que se puda hacer esto completamente al azar, hay que estudiarlo un poco, aunque hoy en día no me pongo a estudiar tanto los números. Si creo que hay ciertas corrientes de sangre que van bien con otras. Y también creo que hay padrillos que dan distancia y padrillos que dan velocidad. Creí mucho en preñar yeguas fuera y traerlas. Esa fue la desgracia de la pobre Tessa, porque estando en USA se estableció una cuarentena y debió quedarse 2 años allá, sin poder regresar. Yo la mandé a servir por Little Current en Darby Dan Farm. Allá estaba Graustark. De ese cruce parió una potra, que ya lista para entrar en el hipódromo le cayó un rayo, que caen mucho en Florida, y la mató. Después quedó vacía. Luego la volví a servir y la regresé, vino preñada de morochos. En el parto, ella perdió los morochos y no quedó bien. Nunca más quedó preñada. Así que nunca tuve un hijo de Tessa”.
¿Cómo ha sido su relación con el medio hípico?
“Mi relación en el medio ha sido muy buena con todos los sectores. La verdad, siempre me he llevado bien con los entrenadores, siempre les he dado bastante libertad, en el sentido que yo nunca estoy en la pista, en los traqueos, ni nada de eso. Me parece que el entrenador debe hacer su trabajo y él conoce a los jinetes… algunas veces le he dicho: ponle ese jinete o déjale ese, pero casi siempre los he dejado tomar sus decisiones. No me gusta cambiar los caballos de entrenador”.
¿Si tuviera que repetir un caballo para las pistas, cuál repetiría?
“Si pudiera, me gustaría repetir a Jaimiquí, fue un caballo que me dio mucho gusto”, dijo con alegría. “Él me ganó muchos clásicos. Tenía una cosa de lo más curiosa, cuando pasaba el espejo hacía como los P. P. Sanders y eso al final lo quebró. Perdió el “Simón Bolívar” porque al pasar por primera vez frente al espejo dio su salto y allí perdió muchísimo. Era algo muy curioso”.
¿Además de los caballos, en sus ratos propios qué le gusta hacer?
“Siempre he hecho cosas dondequiera que he estado. Cuando llegué me dediqué bastante a los niños, le organizamos un colegio… después he estado muy movida, se enfermó Pilo, y mi vida ha estado entre los caballos y los asuntos familiares. Eso sí, siempre muy activa”.
¿Si tuviera la oportunidad de influir en todos nosotros, los hípicos, de ayer y de hoy, cuál sería su mensaje?
“Bueno, que en este momento tan crítico que atraviesa la hípica no se den por vencidos, o sea, que traten de mantener la hípica como tal, como era, no como nada más que un juego de azar, sino con todo lo que implica la hípica, el gusto de criar algo, de desarrollar algo, de mejorar algo y verlo triunfar, porque es un deporte muy hermoso. Le han salido algunos enemigos que quieren acabar con él, no sé por qué”.
Finalmente, le requerimos a Doña Peggy que seleccionara sus campeones de siempre, los campeones del “Chivacoa” y del “Anamar”. Esta fue su escogencia:
- Campeona Dosañera: Bárbara
- Campeón Dosañero: Kemal
- Campeona Tresañera: Tessa
- Campeón Tresañero: Iraquí
- Campeona Madura: Iracín
- Campeón Maduro: Volantín
- Campeón Padrillos por Dosañeros: Tradewood
- Campeón Padrillo General: Gallardo II
- La carrera de siempre: el Clásico del Caribe de Gallardete
Post-Data: Volver a leer este texto, fue revivir aquel gran momento en que tuvimos muy cerca de un ídolo, presente ante nosotros en toda su espléndida sencillez, rodeada de todos aquellos irrepetibles trofeos ganados por ejemplares «históricos» como Guapo, Iraquí, Volantín, Debonair Prince, criollos e importados, brindándonos sus consejos y abrazándonos con su sabiduría. Donde quiera que esté su esencia hoy, estamos seguros que sonreirá al constatar la inmensidad del afecto que nos dejó sembrado. Le extraño Doña Peggy.